Mi niñez transcurrió entre las décadas de los 70s y 80s, y en aquellos tiempos para un niño, un simple carrito de plástico, metal o latón era un pieza tan valiosa como lo es hoy en día un teléfono celular, un Blackberry, una consola de videojuegos, en fín, todos estos aparatos de última tecnología con los que tantos niños o adolescentes no parecen saber sobrevivir.
Recuerdo que una tarde, mi padre llegó del trabajo y me trajo varios camioncitos de plástico tan pequeños que podía poner uno de ellos en la pequeña palma de mi mano, como si fuese cualquier caramelo que uno adquiriese en una tienda de dulces. No sabría decir que era lo que más me gustaba de aquellos camioncitos; si el hecho de que fuesen tan pequeños o que tuviesen tan vivos colores.
Fueron muchísimas las horas jugué con estos sencillos pero hermosos camioncitos, y me divertirme con ellos jugando en mi cama, en el patio de mi casa, en la terraza de mi casa, en la hierba que crecía frente a mi casa, en fín, donde pudiera jugar con ellos, y sin preocuparme por pilas o baterías, o sí eran los que estaban de moda o no.
Cuantos recuerdos!!!..
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