Hace unos días, me dirigí hacía la casa de un cliente para efectuar una reparación de un computador de escritorio. Dicho cliente me pidió amablemente que lo ayudara a cargar una pesada caja desde su cuarto de trebejos hasta la entrada de su casa para que se lo llevara el camión de la basura.
Me llamó la atención una vieja antena de televisión, que enmohecida por el paso del tiempo, se encontraba en un rincón del sucio cuarto. Le pregunté a mi cliente por ella, y me dijo que en más de una ocasión, había intentado botarla, pero ya era hora de hacerlo, y dicho esto, la sacó y la puso con las demás cosas que se disponía a botar. En ese momento llegaron a mi mente, recuerdos de mi infancia, ya que esa antena que mi cliente botó, era exactamente igual a la primera antena que uso el primer televisor blanco y negro que compraron en mi casa cuando yo tenía 8 años (1980). Recuerdo a mi padre montado en el techo de nuestra casa, acomodando u orientando la antena para clarificar la señal, mientras que abajo mi madre le decía si se veía bien la señal o no. En esos tiempos todas las casas de mi barrio estaban plagadas de antenas de television de ese tipo, las cuales parecían esqueletos de peces (por lo menos yo las veía así) en un mar de tejados de diversos colores. Recuerdo cuando los fuertes vientos de Agosto movían estas antenas y la señal se perdía, y había que montarse nuevamente en el techo para orientarlas a su posición original.
Pero a medida que pasaban los años, mientras la potencia de los transmisores aumentaba, el tamaño de las antenas para televisores disminuía, y esas enormes antenas fueron dejadas atrás para antenas más pequeñas y más fáciles de instalar. Ahora la nuevas tecnologías en televisión digital cada día hacen más obsoletas a las antenas para tv...
Cuantos recuerdos!!!...
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